Palabras, su inmenso poder reside en el impacto que generan en el concepto construido en nuestra mente y las poderosas emociones asociadas. Cada palabra es un detonante que dispara millones de sinapsis, de neurotransmisiones entre córtex, límbico, amígadala y en todo nuestro cerebro. Un enorme potencial eléctrico y químico que transforma y construye respuestas en tus/mis actitudes, pensamientos e incluso decisiones. Tu influyes, yo influyo. Como en la cuántica y su efecto mariposa, todo vinculado, juntos construimos una mente colectiva que marcará cada momento de la historia de la humanidad (piensa en
Martin Luther King, o en
J. Goebbels) , o simplemente de tu vida, o de tu organización.
Cada
palabra que estimula la ilusión, el pensamiento positivo, genera esperanza, está dándote vida y al contrario.
El
líder, padre, maestro, madre, tu amor, con sus palabras, tiene una enorme responsabilidad, o mejor, pensar en oportunidades para desarrollar equipos, amigos, hijos, sociedades, organizaciones y crear
visión a cada cual o al de una empresa. Nosotros mismos al hablarnos remodelamos nuestro sentir y la manera de ver la realidad. El ejemplo es sencillo, el optimista ve y encuentra posibilidades, oportunidades, realidades que son crisol de innovación y soluciones.
Las
palabras que construyen falsedades, hoy viralizadas son
postverdades perversas que, cómo
Aristóteles decía
serán vacías, pero quizá generen enfermedad, o patologías sociales o individuales. Pueden empujarte al lado oscuro, negativo, involutivo.
Su poder es enorme.
Falsedades, postverdades, arrogancias, mentiras todo son cargas negativas que a la corta o a la larga crearán un grave perjuicio en la
autoridad y credibilidad del que las genera (
Ethos). Quien las difunde jamás será líder, líder coach y transformador, jamás.
Quizá en un futuro, con la integración de hemerotecas & big data &
blockchains cuando alguien diga lo contrario de lo dijo, prometió o simplemente mienta, quizá un warning en nuestro móvil le delatará.
Puedes equivocarte, pero también tus palabras pueden ayudarte a corregir, no lo olvides.
El
diálogo (fluir de las palabras entre varios), fuente de
crecimiento y
paz social, requiere del verbo inteligente y respetuoso, de palabras empáticas y creativas. La
democracia precisa diálogo, y para que sea madura y consciente, sus participantes deben debatir, regalar miles de
palabras que por su diversidad y antagonismo modelarán nuevas soluciones de futuro a amigos y sociedad.
El
coach, con cada pregunta abre en la mente de su coachee una ventana, que al abrirla y mirar por ella descubren la brisa del
bienestar, la fragancia de la vida y el azul de la paz y la esperanza.
2018. Un nuevo año, y nuestras palabras una vez más serán trascendentes. Adelante, juega con ellas con
amor en su ensencia. Podemos construir
Felicidad.
Eudald Parera